Empieza a probar el ‘rec’ con 315 familias receptoras de ayuda y lo pone a disposición de todos los vecinos
El rec es la moneda virtual que el Ayuntamiento de Barcelona pone en circulación desde esta semana en 10 barrios de la franja del Besòs. Bernat ha comprado por primera vez esta mañana en una pescadería del mercado del Besòs con la nueva divisa, en la que el pago se realiza con el móvil y que solo puede usarse en tiendas adheridas, con lo que se busca que el dinero no huya del pequeño comercio más cercano.
“Así sabemos que el dinero se queda en el barrio. Es una forma con la que los que venimos a trabajar aquí podemos apoyar a los pequeños comerciantes y ayudar a la zona”, piensa Bernat. A semejanza de unas 3.000 monedas digitales extendidas por el mundo, una aplicación que cualquier persona puede descargarse en el teléfono permite intercambiar euros por recs, manteniendo el mismo valor y gastarlos en 86 tiendas y paradas que por ahora los aceptan en los distritos de Nou Barris, Sant Andreu y Sant Martí.
A la espera de que más vecinos opten por la moneda virtual, la prueba que Barcelona emprende con cinco meses de retraso comienza poniéndola en manos de un tercio de las 950 familias que reciben el llamado apoyo municipal de inclusión. Se trata de una ayuda del Ayuntamiento de unos 568 euros de media y 315 hogares la cobran desde este mes con el 25% del ingreso en recs, lo que los obliga a comprar en comercios incorporados al proyecto.
“Es muy fácil de utilizar y permite comprar sin llevar dinero encima. Tenemos un código secreto y han venido tres veces a explicarlos cómo usarlo”, destaca una de las perceptoras del auxilio, Soumia Sebti. En cambio, otra usuaria cuestiona que parte del dinero quede condicionado a desembolsarse en determinados establecimientos.
Al transferirse un cuarto de la prestación con la moneda virtual, fluirán 42.590,39 euros en recs este octubre. El coordinador del proyecto, Martí Olivella, afirma que la cuantía se elevará en “50.000 o 60.000 euros” al mes cuando se amplíe a más beneficiarios del auxilio. A partir de las transacciones que generen los recs que rueden con las compras de los receptores del subsidio y que los comerciantes reutilicen para sus adquisiciones, Olivella estima que puede moverse un millón y medio de euros en un año en las tiendas que entren en el circuito.
“La idea es que el dinero se quede en el barrio y los comercios compren entre ellos. Por ejemplo que, cuando se gastan recs en la cafetería, su dueño compre con ellos el pan. Permite que el dinero inicial en circulación multiplique el número de facturaciones, con lo cual no crece el dinero, sino el número de operaciones”, ilustra Olivella. El teniente de alcalde Gerardo Pisarello defiende que la moneda virtual es “fundamental” para “reforzar el comercio de proximidad”, evitar el cierre de establecimientos (“la desertificación de los barrios”, según el concejal) y que “los gastos de los ciudadanos no vayan solo a grandes superficies o el comercio electrónico”.
Jack es pescatero en el mercado del Besòs y hoy se ha estrenado con la aplicación, no sin dificultades por problemas de cobertura. “Es buena idea. Esta es una zona muy marginada, con muchas necesidades, y creo que puede ir bien a las personas que han empezado a cobrar en recs y nos puede ayudar a vender más, aunque tardará unos días en verse”, pronostica el vendedor. Otro pescatero de la misma plaza, Jordi, prefiere esperar a ver si el reclamo tiene éxito: “No confío de momento. El inconveniente para mí es que no se puede comprar al por mayor en Mercabarna, es para compras a un grupo muy reducido. Si cobrase 1.000 euros así, podría gastar 200 euros en fruta, ¿pero qué hago con los otros 800 si los quiero para productos para la parada?”.
Los consumidores no pueden dar marcha atrás para recuperar los euros que hayan introducido en la aplicación; en cambio, los vendedores pueden canjearlos “si acumulan bastantes y no les permite pagar los impuestos o comprar mercancía”, dice Olivella. Por el momento no existen incentivos para que los clientes reemplacen los euros por recs, aunque sus promotores aseguran que estudian bonificar con un ingreso extra a quienes más los usen.
Pisarello sostiene que la medida “requiere tiempo” para asentarse y salvar “reticencias”. Al otro lado del río Besòs, el Ayuntamiento de Santa Coloma de Gramenet implantó en 2017 su divisa virtual, la grama, expandida de momento a 600 usuarios, entre entidades y tiendas. Con ella, fluyen unos 300.000 euros al año y se calcula que cada grama corre cuatro veces encadenando transacciones. Se prevé que esté disponible para los vecinos en 2019 y que, por entonces, los trabajadores del Ayuntamiento que quieran cobren hasta el 30% del sueldo en gramas, que solo podrán emplear en establecimientos del municipio.
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